«La apuesta de la Presidenta de la Comisión por una Convención Europea en su discurso en el debate sobre el estado de la UE ha sido la lógica conclusión de todas sus iniciativas y anuncios sobre Ucrania, la democracia, la energía o la inflación, entre otros muchos temas»
El discurso del debate sobre el estado de la UE 2022 ha estado lleno de anuncios y de gestos, muchos de ellos centrados en la respuesta comunitaria a la guerra en Ucrania y sus consecuencias geopolíticas, económicas y sociales.
Así tiene que ser, en un momento especialmente grave de la historia europea. Pero al mismo tiempo que la UE adopta decisiones en tiempo real para hacer frente a la guerra y sus consecuencias, es imprescindible pensar más allá.
Al tiempo que actúa, Europa necesita debatir sobre qué quiere ser y hacer en el futuro. De lo contrario, los árboles no nos dejarán ver un bosque en el que el populismo y el extremismo están ganando posiciones en términos preocupantes, como Francia, Suecia o Italia muestran claramente.
Desde luego, debatir no para descubrir el Mediterráneo o para abordar detalles de la arquitectura institucional de la Unión, ya muy perfeccionada. Pero sí para refrescar y aumentar las competencias y los recursos de la UE, mejorando sus procedimientos de toma de decisiones todo lo posible.
No podemos permitirnos que la próxima pandemia, la próxima guerra o la próxima crisis económica nos obliguen de nuevo a actuar de facto, inventando de un día para otro los instrumentos para defender los intereses europeos, es decir, los de la ciudadanía de la UE.
Sobre la base de los aciertos (y también de los errores) frente al Covid-19, la guerra y la crisis económica y social, la UE tiene que abordar una nueva profundización política. No será sencillo, porque hará falta voluntad política e inteligencia para sortear los obstáculos derivados de factores como la unanimidad. Pero es posible y, sobre todo, necesario.
Por eso, la apuesta de la Presidenta de la Comisión por una Convención Europea en su discurso sobre el estado de la UE -secundada por los principales grupos parlamentarios- ha sido la lógica conclusión de todas sus iniciativas y anuncios sobre Ucrania, la democracia, la energía o la inflación, entre otros muchos temas.
La UE es un excelente vehículo no contaminante en el que viajamos cientos de millones de personas. Y es preciso que tenga claro hacia donde quiere llegar. Porque lo único que no puede permitirse es un viaje a ninguna parte.
En ese doble sentido -hacer en el día, pensar en el futuro- la perspectiva de la cada vez más cercana Presidencia Española de la UE es tan ilusionante como relevante.
Senior Advisor en Vinces